sábado, 2 de marzo de 2013

Última vez


Si te dejas llevar por la culpa, al final no tendrás ningún lugar al que ir.

Si hace cinco años me hubieran dicho que escribiría estas líneas concretamente sobre una de las personas más importantes para mí en el mundo, no lo creería. La vida da más vueltas de las que debería, sobretodo cuando eres joven y decides emprender el camino hacia la felicidad. Si de algo me he dado cuenta aún con mis cortitos 19 años de existencia, es que a cada paso adelante que das pierdes algo, más o menos importante, pero algo. Así es la vida, para bien y para mal. Es doloroso, lo sé, pero a la larga merece la pena seguir tu camino y dejar que los otros prosigan con el suyo.

Cuando se trata de personas próximas a ti, y sientes que el momento de dejarlas ir ya ha llegado, no te preocupes. Llora todo lo que necesites, guárdate los recuerdos y prepárate para la última vez. Quizá no será la última vez que os veáis, pero sí que al miraros a los ojos, reconozcáis a las mismas personas que se conocieron tantos años atrás. Atesora esos momentos en los que ves en las miradas de quienes quieres que siguen siendo los mismos que ayer, porque al igual que el tiempo, se esfuman y cambian, para bien y para mal.

Y aunque en mi caso he de decir que la persona a la que me refiero ha cambiado para mal, la sigo queriendo como el primer día, aunque me grite y no se de cuenta de sus fallos. Porque sé que, hoy por hoy, y por mi misma, es hora de decir adiós y que en poco tiempo, llegará una de esas últimas veces y tendré que decirle adiós.

PD. Perdonad si todo esto es un poco confuso...

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