sábado, 23 de febrero de 2013

Corre, corre, corre


Perdónate a ti mismo.





Me he pasado la vida corriendo detrás de la gente, como si en ello me fuera la vida. Sin darme cuenta, dejé de perseguir lo que quería para perseguir a los demás, porque no quería que me dejaran de lado, ni verlos avanzar tan rápido. Solo durante un momento más, un pequeño instante, pensaba… Buscaba volver atrás a esos días en los que éramos felices estando todos juntos.

De lo que no me di cuenta es de que quizá, los otros ya no querían estar conmigo, ya no eran los mismos. Ellos corrían, corrían, corrían. ¿Y dónde estuve yo durante todo ese tiempo? Buscando un lugar en el que encajar, encontrando cristales rotos y heridas incurables. Por mucho que corras, ya no te puedes esconder, estás ahí, todos te miran. Los latidos de tu corazón se detienen, pero el mundo sigue dando vueltas y vueltas. Estás solo.

Abre los ojos. Los instantes se esfuman. Las personas se van si tú las dejas marchar. Da un paso adelante, mira. Porque también hay quienes te han estado esperando durante años, con los brazos abiertos, a que llegaras y les alcanzaras, a que dejaras de perseguir quimeras y te persiguieras a ti mismo. No llores más por los que te han dejado, perdónate a ti mismo y hazte la promesa de no olvidarles, aunque ellos ya no recuerden lo felices que fuisteis años atrás.

Y antes de dormir, cuando las estrellas brillen en el cielo oscuro, piensa en que, la próxima vez, lucharás hasta el final por ellos.



Come back, be here...

No hay comentarios:

Publicar un comentario